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El 64% de las aragonesas no trabajan fuera de casa. Un mal síntoma

El 64% de las aragonesas no trabajan fuera de casa. Un mal síntoma
Leo en Aragón Digital  este malísimo dato y me explico. Que el 64% de las mujeres en Aragón se queden fuera del mercado laboral significa que no están aportando nada, dentro de este marco, a la sociedad. Es un capital humano del que la sociedad no puede prescindir pero, incomprensiblemente está fuera, porque ellas mismas así lo quieren. Tengo dos amigas de 36 y 41 años, respectivamente, que han preferido quedarse en casa y cuidar de su familia. Cuando dejan a sus hijos en el colegio se van a tomar café antes de empezar con sus "obligaciones" domésticas. Lo peor de todo es que están convencidas de que viven como reinas, sin preocupaciones externas, sin estrés y sin dolores de cabeza laborales. Es mas. Yo les angustio cuando me ven corriendo a todos los lados, con mis niños mal cuidados cuando tengo que echar mano de canguros provisionales, con el cansancio que acumulo a lo largo de la semana y con mi dosis de estrés. Pero intento dar la vuelta a sus razonamientos. Les intento convencer  que son "víctimas" sin saberlo, del patriarcado impuesto en el franquismo por el que se recluyó a las mujeres a su casa con el único objetivo de dejar todo el campo social a los hombres. Sin más competencia que la de ellos mismos, tendrían menos "competidoras" y así conseguirían ser los "reyes de la creación". La verdad es que la historia no nos ha ayudado. NI la historia que arranca de la antigua Grecia en donde ya veían a la mujer como un ser inferior, ni la forma en la que los hombres han interpretado la realidad tanto humana como divina. La EVA del paraíso fue una mala persona que convenció al hombre para pecar, y así con todo. La mujer debe retomar el espacio social que los hombres le han quitado. Tiene que ver la maternidad como una suerte y no como una desgracia (la CHA, por ejemplo, quiere que el permiso maternal se amplíe a seis meses en lugar de los cuatro actuales) y sobre todo, tiene que sentirse parte de una sociedad que puede mejorar si participa. Quedarse en casa cuidando a unos hijos que, en dos patadas, se van a marchar es automutilarse, es negarse así misma como ser social. Es condenarse a la caverna.

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